¡Hola! Soy Elena, pero casi todos me dicen Male.
Vivo y trabajo en Chacabuco, prov. de Bs.As. Argentina.

Te cuento un poco de mi...
Estudié arquitectura en la UBA. Cursé Diseño en la cátedra del Arq. Mario González y en cada proyecto nos incentivaban a buscar nuestra propia voz, nos daban enorme libertad y nos enseñaban a mirar a los maestros para comprender el alma que guía el diseño y así encontrar nuestra manera de hacer. De modo que mis referentes son casi todos arquitectos. En la facu, me enamoré del dibujo, de la tinta y del grafito. Siempre digo que no puedo pensar si no es con un lápiz en la mano… Al terminar de cursar la carrera, quería darle vida a un sueño que traía de lejos: Quería pintar. Así es que, busqué un maestro. Me formé en Artes Plásticas con Luis Felipe Noé. Con él, hice análisis de obra. Aprendí el lenguaje de la imagen y a dar los primeros pasos como artista, pero lo que más valoro de mi paso por su taller, es el haber comprendido mi necesidad de libertad para crear y que el arte lo abarca todo. Supe encontrar mi manera de ser artista. La obra fue haciéndose cada vez más grande y quería volver al dibujo. Emprendo un camino muy hermoso, el de la Ilustración, en el taller de Mónica Weiss. Hago mi primer álbum ilustrado e ilustro para Edebe. Lo más importante que me enseñó el mundo de la ilustración, es que el arte florece en cualquier soporte… un libro de cuentos, una tarjeta de cumpleaños, una remera, un cartel en la calle, una vajilla pintada a mano… mil objetos que nos rodean.
El arte , no sólo está en los museos…
Entonces no es casualidad que cuando hago Clinica de Arte con Miguel Ronsino, cada clase fue un replanteo profundo sobre mi rol como artista, de cual es mi camino y todo lo que ese camino abarca. Así surgue la joyería como propuesta artística. Las técnicas de orfebrería las aprendí con Maximiliano Rodríguez. Cuando entré a su taller en San Antonio de Areco, no tenía idea el vuelco que tomaría mi vida. Él me transmitió el amor y el respeto al oficio de orfebre. Amo trabajar el metal. Hoy la orfebrería es mi trabajo, aunque no lo sienta como un trabajo… diría más que es mi vida, mi manera de habitar el mundo. Al igual que como con el grafito y la tinta, me he enamorado del metal, y al realizar una pieza de orfebrería, siento como se despliegan en las distintas partes del proceso, mi parte de arquitecta, de ilustradora, de artista y de orfebre. El mundo de la orfebrería, de la joyería, es un mundo infinito y fascinante.
Diseñar una joya y construirla es un placer enorme!

Un Pire Orfebre
Así nace Un Pire Orfebre, una fusión entre Arte, Ilustración y Joyería.
Trabajo en el cruce entre el arte y la orfebrería. Mi interés está puesto en crear piezas que puedan formar parte de la vida cotidiana sin perder su condición de obra.
Cada joya y cada objeto que realizo parte de una idea, de una forma o de un símbolo. El proceso es lento y consciente: diseño, pruebo, ajusto y trabajo el metal de manera manual, utilizando técnicas tradicionales de orfebrería.
El tiempo, la atención y el compromiso que requiere cada pieza no son un recurso decorativo, sino una decisión ética y estética.
Creo profundamente en el poder transformador de la belleza. En su capacidad de acompañar, de sostener y de generar una experiencia sensible en lo cotidiano. Por eso concibo mis piezas como arte usable: objetos que pueden vivirse, tocarse y llevarse, sin dejar de ser obra.
¡Gracias por estar acá y acompañarme en este hermoso camino!
“Hago joyas para quien no sigue modas. Para quien sigue su instinto.”
